Durante mucho tiempo viví desde la ansiedad.
Mi cabeza no paraba de pensar, sentía el cuerpo tenso y mi respiración era superficial. Tomaba el cansancio como algo normal y la hiperactividad marcaba mi ritmo.

Formarme como coach me abrió un mundo de posibilidades: descubrí la lógica detrás de las emociones, la profundidad de un pensamiento y el poder de escuchar.

Pero sentía que todavía había algo apretado y separado adentro mío.
Y por las causalidades de la vida, tuve mi primer sesión de Respiración.
Ahí entendí que estaba queriendo comprender lo que en verdad tenía que sentir.

Hoy, en Respiro y Sigo, acompaño a personas a recuperar la conexión con su cuerpo y su respiración para vivir con más calma, claridad y energía vital.