“Amiga, no sabes lo que me paso, estoy feliz”
Créeme que tu felicidad es la mía.
Qué linda sensación sentir la plenitud del otro en mi propia piel. Aunque lejos esté de su situación, de su deseo cumplido, poder ver al otro tal cual está siendo y no llenarlo de mis deseos no cumplidos.
Si, estamos en el camino de priorizarnos, y saber que nosotros, primero. Pero eso no es excluyente de nutrir cada vínculo con todo lo que somos. De atender con el corazón cada persona que forma parte de nuestro telar de vida.
Y, creo, que al final el fruto de cada relación es compartir la alegría.
La envidia es la señal en el tablero que nos muestra nuestros deseos no alcanzados y nuestras necesidades insatisfechas. Bendita envidia si la usamos a nuestro favor. Transformar la envidia para encender mis deseos para saciar mis necesidades, y hacerme cargo de lo que está pulsando adentro.
Bendita envidia, para hacerme cargo de mi, y desde ahí alegrarme por el otro. Transformar la envidia que nace de la separación, de la escasez, del pensamiento que no hay para todos, en la envidia que me lleva a la admiración, a la abundancia de compartir los triunfos.
Amigos, amigas, pareja, familia, gente que SI, ojalá siempre poder llenarme de gozo en cada una de sus alegrías, en cada triunfo en la vida por más sutil que sea, porque al final la abundancia se trata de eso.
La alegría compartida es el fruto de la relación
pilar diaz vidal